EL LLAMAMIENTO EFICAZ

(1)

A. A aquellos a quienes Dios: Ro. 8:28, 29.
B. Ha predestinado para vida: Ro. 8:29, 30; 9:22-24; 1 Co. 1:26-28; 2 Ts. 2:13, 14; 2 Ti. 1:9.
C. Tiene a bien en su tiempo señalado y aceptable: Jun. 3:8; Ef. 1:11.
D. Llamar eficazmente: Mt. 22:14; 1 Co. 1:23, 24; Ro. 1:6; 8:28; Jud. 1; Sal 29; Jun. 5:25; Ro. 4:17.
E. Por su Palabra: 2 Ts. 2:14; 1 P. 1:23-25; Stg. 1:17-25; 1 Jun. 5:1-5; Ro. 1:16, 17; 10:14; He 4:12.
F: Y Espíritu: Jun. 3:3, 5, 6, 8; 2 Co. 3:3, 6.
G. Sacándolos del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza y llevándolos a la gracia y la salvación por Jesucristo: Ro. 8:2; 1 Co. 1:9; Ef. 2:1-6; 2 Ti. 1:9, 10.
H. Iluminando de modo espiritual y salvador sus mentes, a fin de que comprendan las cosas de Dios: Hch. 26:18; 1 Co. 2:10, 12; Ef. 1:17, 18.
I. Quitándoles el corazón de piedra y dándoles un corazón de carne: Ez. 36:26.
J. Renovando sus voluntades y, por su poder omnipotente, induciéndoles a querer hacer lo bueno, y llevándoles eficazmente a Jesucristo: Dt. 30:6; Ez. 36:27; Jun. 6:44,45; Ef. 1:19; Fil. 2:13.
K. Pero de modo que acuden a él con total libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la disposición para hacerlo: Sal 110:3; Jun. 6:37; Ro. 6:16-18.

EL LLAMAMIENTO DEL EVANGELIO Y EL LLAMAMIENTO EFICAZ

¿CUÁL ES EL MENSAJE DEL EVANGELIO? ¿CÓMO LLEGA A SER EFICAZ?
Cuando Pablo habla acerca de la manera en que Dios trae la salvación a nuestra vida, dice: «A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó» (Ro 8: 30). Aquí Pablo nos indica un orden definido en el cual nos vienen las bendiciones de la salvación.
Aunque hace mucho tiempo, antes de la creación del mundo, Dios nos «predestinó» para ser sus hijos y para ser transformados conforme a la imagen de su Hijo, Pablo señala el hecho que en el momento de la realización de su propósito en nuestra vida Dios nos «llamó» (aquí en este contexto, es Dios el Padre el que está claramente a la vista).
Luego Pablo inmediatamente menciona la justificación y la glorificación, mostrando que estas vienen después del llamamiento. Pablo nos dice que hay un orden definido en el propósito salvador de Dios (aunque no se menciona aquí cada aspecto de nuestra salvación). De modo que empezaremos nuestro estudio de las diferentes partes de nuestra experiencia de la salvación con el tema del llamamiento.
Cuando Pablo dice: «A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó» (Ro 8:30), está indicando que ese llamamiento es un acto de Dios. Es específicamente un acto de Dios el Padre, porque él es el que predestina a las personas para «ser transformados según la imagen de su Hijo» (Ro 8: 29).
Otros versículos describen de forma más completa lo que es este llamamiento. Cuando Dios llama a las personas en esta forma poderosa, las llama «de las tinieblas a luz admirable» (1ª P 2: 9); los llama a «tener comunión con su Hijo Jesucristo» (1ª Co 1:9; Hch 2: 39) y a «su reino y a su gloria» (1ª Ts 2: 12; 1ª P 5:10; 2ª P 1: 3).
Las personas que Dios ha llamado son «llamados a ser de Jesucristo» (Ro 1:6, RVR 1960). Han sido «llamados a ser santos» (Ro 1:7; 1ª Co 1:2), y han entrado en un reino de paz (1ª Co 7: 15; Col 3: 15), libertad (Gá 5:13), esperanza (Ef. 1:18; 4:4), santidad (1ª Ts 4: 7), sufrimiento paciente (1ª P 2: 20-21; 3: 9), y vida eterna (1ª T. 6: 12).
Estos versículos indican que este no es un simple llamamiento humano desprovisto de poder. Este llamamiento es más bien una especie de «convocatoria» de parte del Rey del universo y tiene tanto poder que puede obtener la respuesta que está pidiendo en el corazón de las personas. Es un acto de Dios que garantiza una respuesta, porque Pablo especifica en Romanos 8:30 que los que fueron «llamados» fueron también «justificados».
Este llamamiento tiene la capacidad de sacarnos del reino de las tinieblas y llevamos al reino de Dios de forma que podamos estar unidos en completa comunión con él: «Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor» (1 Ca 1:9).
Nos referimos con frecuencia a este acto poderoso de Dios como llamamiento eficaz, para distinguirlo de la invitación general del evangelio que es para todas las personas y que algunas personas rechazan. Con esto no queremos decir que la proclamación humana del evangelio no participa. De hecho, el llamamiento eficaz de Dios viene por medio de la predicación humana del evangelio, porque Pablo dice: «Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo» (2ª Ts 2: 14).
Por supuesto, hay muchos que oyen el llamamiento general del mensaje del evangelio y no responden. Pero en muchos casos el llamamiento del evangelio se hace tan eficazmente mediante la obra del Espíritu Santo en el corazón de las personas que estas responden, y podemos decir que han recibido un «llamamiento eficaz»:
Podemos definir el llamamiento eficaz de la siguiente manera: El llamamiento eficaz es un acto de Dios el Padre, por medio de la proclamación humana del evangelio, en el que convoca a las personas a que acudan a él de manera tal que responden en fe salvadora.
Es importante que no demos la impresión de que las personas serán salvas por el poder de este llamamiento aparte de una respuesta voluntaria de ellas al evangelio (vea el capítulo 35 sobre la fe personal y el arrepentimiento que son necesarios para la conversión). Aunque es cierto que el llamamiento eficaz despierta y genera una respuesta en nosotros, debemos insistir siempre en que esta respuesta tiene que ser una respuesta voluntaria, espontánea, en la que la persona individualmente pone su confianza en Cristo.
Por eso es tan importante la oración para una evangelización eficaz. A menos que Dios obre en el corazón de las personas para hacer eficaz la proclamación del evangelio, no habrá una respuesta salvadora genuina. Jesús dijo: «Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final» (Jn 6: 44).
Un ejemplo del llamamiento del evangelio eficaz lo vemos en la primera visita de Pablo a Filipos. Mientras Lidia escuchaba el mensaje del evangelio «el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo» (Hch 16: 14).
A diferencia del llamamiento eficaz, que es por completo un acto de Dios, podemos hablar en general del llamamiento del evangelio el cual viene por medio de la comunicación humana. Este llamamiento del evangelio se ofrece a todas las personas, incluso a aquellos que no lo aceptan. A veces nos referimos a este llamamiento del evangelio como el llamamiento externo o el llamamiento general. Por el contrario, el llamamiento eficaz de Dios que es el que en realidad genera una respuesta espontánea en la persona que lo oye se le llama a veces llamamiento interno.
El llamamiento del evangelio es general y externo y con frecuencia lo rechazan, mientras que el llamamiento eficaz es particular, interno y siempre es eficaz. Sin embargo, esto no disminuye la importancia del llamamiento del evangelio, porque es el medio que Dios ha establecido a través del cual vendrá el llamamiento eficaz. Sin el llamamiento del evangelio, nadie podría responder y ser salvo.
«¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?» (Ro 10:14). Por tanto, es importante que entendamos exactamente lo que es el llamamiento del evangelio.

LOS ELEMENTOS DEL LLAMAMIENTO DEL EVANGELIO

En la predicación humana del evangelio deben aparecer tres elementos importantes:
UNA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS CONCERNIENTES A LA SALVACIÓN.
Todo el que acude a Cristo para obtener salvación debe tener al menos un entendimiento básico de quién es Cristo y de cómo satisface nuestras necesidades de Salvación. Por tanto, una explicación de los hechos concernientes a la salvación debe incluir al menos lo siguiente:
1. Todas los seres humanos son pecadores (Ro 3: 23).
2. La paga por el pecado es la muerte (Ro 6: 23).
3. Jesucristo murió para pagar el castigo por nuestros pecados (Ro 5: 8)
Pero entender estos hechos e incluso estar de acuerdo en que son ciertos no es suficiente para que la persona sea salva. Debe haber una invitación para una respuesta de parte del individuo a fin de que se arrepienta de sus pecados y confié personalmente en Cristo.
UNA INVITACIÓN PARA RESPONDER A CRISTO DE FORMA PERSONAL EN ARREPENTIMIENTO Y FE.
Cuando el Nuevo Testamento habla de personas que alcanzan la salvación lo hace en términos de una respuesta personal a una invitación de Cristo mismo.
Esta invitación está bellamente expresada, por ejemplo, en las palabras de Jesús:
Vengan A Mí Todos Ustedes Que Están Cansados Y Agobiados, Y Yo Les Daré Descanso. Carguen Con Mi Yugo Y Aprendan De Mí, Pues Yo Soy Apacible Y Humilde De Corazón, Y Encontrarán Descanso Para Su Alma. Porque Mi Yugo Es Suave Y Mi Carga Es Liviana (Mt 11: 28-30).
Es importante dejar bien en claro que estas no son solo palabras pronunciadas hace mucho tiempo por un líder religioso del pasado. Se debe animar a cada oyente que no es cristiano que escucha estas palabras a tomar esas palabras como palabras de Cristo Jesús que él está pronunciando en ese mismo momento, y que lo está haciendo individualmente. Cristo Jesús es un Salvador que está ahora vivo en el cielo, y cada persona que no es cristiana debiera pensar que Jesús le está hablando, y diciéndole: «Vengan a mí todos ustedes  y yo les daré descanso» (Mt 11: 28).
Esta es una invitación personal genuina que busca una respuesta personal de cada uno que la escucha.
Juan también habla acerca de la necesidad de una respuesta personal cuando dice: «Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios»
(Jn 1: 11-12). Al enfatizada necesidad de «recibir» a Cristo, Juan también apunta a la necesidad de una respuesta individual. A los que se encuentran dentro de una iglesia tibia que no se dan cuenta de su ceguera espiritual el Señor Jesús vuelve a extender su invitación que requiere una respuesta personal: «Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Ap 3: 20).
Por último, solo a cinco versículos de donde termina toda la Biblia, hay otra invitación de parte del Espíritu Santo y de la iglesia a acudir a Cristo: «El Espíritu y la novia dicen: "¡Ven!"; y el que escuche diga: "¡Ven!" El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida» (Ap 22: 17).
¿Pero qué es lo que está involucrado en la respuesta de acudir a Cristo? Aunque eso lo explicaremos de forma más completa en el capítulo 35, es suficiente que notemos aquí que si nosotros vamos a Cristo y confiamos en él para salvamos de nuestros pecados, no podemos seguir aferrándonos al pecado, sino que debemos estar dispuestos a renunciar al pecado en sincero arrepentimiento.
En algunos casos en las Escrituras se menciona juntos el arrepentimiento y la fe cuando se están refiriendo a la conversión inicial de un individuo. (Pablo dijo que él dedicaba su tiempo a «A judíos y a griego les he instando a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesucristo» Hch 20: 21). Pero en otras ocasiones solo se habla de arrepentimiento de pecados y se da por supuesta la fe salvadora como el factor acompañante (en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones [Lc 24: 47; Hch 2: 37-38; 3: 19; 5: 31; 17: 30; Ro 2: 4; 2ª Co 7:10]).
Por tanto, toda proclamación genuina del evangelio debe incluir una invitación a tomar la decisión consciente de renunciar a los pecados personales y acudir a Cristo con fe en busca de perdón por los pecados. Si se descuida cualquiera de ellas la necesidad de arrepentirse de los pecados o la necesidad de confiar en Cristo en cuanto al perdón-, no hay una verdadera y completa proclamación del evangelio.
¿Pero qué es lo que se les promete a los que acuden a Cristo? Este es el tercer elemento del llamamiento del evangelio.
NOTA: Para un estudio más completo de la necesidad de tener tanto un arrepentimiento genuino como una fe genuina. Y un estudio de la cuestión de si alguien puede ser salvo si «acepta a Jesús como Salvador. ¿Pero no como Señor?
UNA PROMESA DE PERDÓN Y DE VIDA ETERNA.
Aunque las palabras de invitación personal que pronunció Cristo contienen una promesa de descanso y de poder para llegar a ser hijos de Dios, y de participación en el agua de la vida, es bueno hacer bien claro lo que Jesús promete a los que acuden a él en arrepentimiento y fe.
Lo primero que encontramos prometido en el mensaje del evangelio es la promesa de perdón de pecados y de vida eterna con Dios: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» Gn 3: 16). Y en la predicación que Pedro hace del evangelio, dice: «Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios» (Hch 3: 19; 2: 38).
Junto con la promesa del perdón y de la vida eterna está la seguridad de que Cristo aceptará a todos los que acuden a él en arrepentimiento y fe sinceras buscando salvación: «Al que a mí viene, no lo rechazo» Gn 6: 37).

LA IMPORTANCIA DEL LLAMAMIENTO DEL EVANGELIO

La doctrina del llamamiento del evangelio es importante porque si no hubiera ese llamamiento del evangelio nadie podría ser salvo: «¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?» (Ro 10: 14).
El llamamiento del evangelio es importante también porque por medio de él Dios se dirige a nosotros en la plenitud de nuestra humanidad. Él no nos salva «automáticamente» sin buscar una respuesta de todo nuestro ser. Más bien, dirige el llamamiento del evangelio a nuestro intelecto, nuestras emociones y nuestra voluntad.
Habla a nuestro intelecto explicando los hechos de la salvación en su Palabra.
Habla a nuestras emociones dirigiéndonos una sentida invitación personal para que respondamos. Habla a nuestra voluntad pidiéndonos que oigamos su invitación y respondamos voluntaria y espontáneamente en arrepentimiento y fe, a que nos decidamos a volvemos de nuestros pecados y recibir a Cristo como Salvador y descansar nuestros corazones en él para salvación.
(2)
A. Este llamamiento eficaz proviene exclusivamente de la gracia libre y especial de Dios, no de ninguna cosa prevista en el hombre, ni por ningún poder o instrumentalidad en la criatura: 2 Ti. 1:9; Tit. 3:4, 5; Ef. 2:4, 5, 8, 9; Ro. 9:11.
B. Siendo en esto enteramente pasivo, al estar muerto en delitos y pecados, hasta que es vivificado y renovado por el Espíritu Santo; 1 Co. 2:14; Ro. 8:7; Ef. 2:5.
C. es capacitado de este modo para responder a este llamamiento y para recibir la gracia que éste ofrece y transmite, y esto por un poder no menor que el que resucitó a Cristo de los muertos: Ef. 1:19,20; Jun. 6:37; Ez. 36:27; Jun. 5:25.
(3)
A. Los niños escogidos* que mueren en la infancia son regenerados y salvados por Cristo por medio del Espíritu, quien obra cuándo, dónde y cómo quiere: Jun. 3:8. Así lo son también todas las personas escogidas que sean incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la Palabra.

EL LLAMADO EFICAZ

Cuando era un niño mi madre me solía llamar desde la ventana para que viniera a cenar. Por lo general iba la primera vez que me llamaba, pero no siempre. Si me demoraba, me volvía a llamar una segunda vez, por lo general con un tono de voz más elevado.
Su primer llamado no siempre era efectivo; no lograba el efecto buscado. Su segundo llamado solía ser efectivo; corría hacia adentro de la casa.
Hay un llamado de Dios que es efectivo. Cuando Dios ordenó la creación del mundo, el universo no titubeó antes de cumplir con dicha orden. El efecto deseado por Dios en la creación se hizo realidad. De mismo modo, cuando Dios llamó a Lázaro de su tumba, Lázaro respondió viniendo a la vida.
Hay también un llamado eficaz de Dios en la vida del creyente. Es un llamado que produce el efecto buscado. Teólogos de la Reforma enseñan que el llamado eficaz está relacionado con el poder de Dios para regenerar al pecador de su muerte espiritual.
También suele ser conocido como la "gracia irresistible". El llamado eficaz se refiere a un llamado de Dios que por su poder y autoridad soberana produce el efecto, o el resultado, buscado u ordenado. Cuando Pablo nos enseña que aquellos a quienes predestina, los llamó, y aquellos a quienes llamó, justificó, se está refiriendo al llamado eficaz de Dios.
El llamado eficaz de Dios es un llamado interior. Es el trabajo secreto de avivamiento o regeneración logrado en las almas de los escogidos por la obra sobrenatural inmediata del Espíritu Santo.
Efectúa u obra el cambio interior en la predisposición, la inclinación, y el deseo del alma. Ninguna persona siente la inclinación de venir a Dios antes de recibir el llamado de Dios eficaz e interior y todos los que son eficazmente llamados tienen una predisposición hacia Dios y le responden en la fe. Vemos, entonces, que la fe en sí misma es un regalo de Dios, habiendo sido entregada en el llamado eficaz del Espíritu Santo.
La predicación del evangelio representa el llamado externo de Dios. Este llamado es audible tanto para los escogidos como para los que no han sido escogidos. Los seres humanos tienen la capacidad de resistir y de rechazar este llamado externo. No responderán en la fe al llamado externo hasta que este llamado externo venga acompañado del llamado interno eficaz del Espíritu Santo. El llamado eficaz es irresistible en el sentido que Dios en su soberanía producirá el efecto deseado. Esta obra soberana de la gracia es resistible en el sentido de que podemos resistirla por causa de nuestra naturaleza caída, y de hecho la resistimos; pero es irresistible en el sentido de que la gracia de Dios prevalece sobre nuestra resistencia natural.
El llamado eficaz se refiere al poder creativo de Dios por medio del cual somos traídos a la vida espiritual. El apóstol Pablo escribe: y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás (Efesios 2: 1-3).
Nosotros que en otro tiempo fuimos hijos de ira, y estábamos espiritualmente muertos nos hemos convertidos en "los llamados" por virtud del poder y la eficacia del llamado interior de Dios. En su gracia, el Espíritu Santo nos ha dado la vista para ver lo que no queríamos ver y el oído para escuchar lo que no queríamos escuchar.
RESUMEN
1. Los llamados humanos pueden ser eficaces o ineficaces.
2. Dios tiene el poder de llamar eficazmente para que los mundos existan, los muertos resuciten, y las personas pasen de la muerte espiritual a la vida espiritual.
3. Las personas pueden escuchar el llamado externo de Dios en el evangelio y rechazarlo. Pero el llamado interno de Dios es siempre efectivo. Siempre produce el resultado deseado.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Ezequiel 36:26-27, Romanos 8:30, Efesios 1:7-12, 2 Tesalonicenses 2:13-14, 2 Timoteo 1:8-
(4)
A. Otros, que no son escogidos, aunque sean llamados por el ministerio de la Palabra y tengan algunas de las operaciones comunes del Espíritu: Mt. 22:14; Mt. 13:20, 21; He 6:4, 5; Mt. 7:22.
B. Como no son eficazmente traídos por el Padre, no quieren ni pueden acudir verdaderamente a Cristo y, por lo tanto, no pueden ser salvos: Jun. 6:44, 45, 64-66; 8:24.
C. Mucho menos pueden ser salvos los que no reciben la religión cristiana, por muy diligentes que sean en conformar sus vidas a la luz de la naturaleza y a la ley de la religión que profesen: Hch. 4:12; Jun. 4:22; 17:3.

LLAMAMIENTO Y REGENERACIÓN

LLAMAMIENTO
El llamamiento puede definirse, en general, como el acto de gracia de Dios por el cual invita a los pecadores a aceptar la salvación que Se ofrece en Cristo Jesús. Tanto puede ser interno como externo.
EL LLAMAMIENTO EXTERNO
La Biblia habla o se refiere a esto en varios pasajes. Mateo 28:19 y 24:14. Lucas 14: 16-24 Hechos 13:46. 2. a Tesalonicenses 1:8. Juan 5:10. Consiste en la presentación y ofrecimiento de salvación en Cristo a los pecadores, juntamente con una tierna exhortación a aceptar a Cristo por fe para obtener el perdón de los pecados y la vida eterna. Según esta definición contiene tres elementos, llamados:
1) Una presentación de los hechos e ideas del Evangelio;
2) Una invitación a arrepentirse y creer en Cristo Jesús;
3) Una promesa de perdón y salvación.
La promesa es siempre condicional: Su cumplimiento puede esperarse solamente por medio de la verdadera fe y el arrepentimiento.
LLAMAMIENTO UNIVERSAL
El llamamiento externo es universal en el sentido de que viene a todos los hombres a quienes se predica el Evangelio. N o está limitado a ninguna edad ni nación ni a cualquier clase de hombres, y es hecho al degenerado del mismo modo que al elegido Isaías 45:22. 55: 1; Ezequiel 3:19; Joel 2:32; Mateo 22:3-8-14; Apocalipsis 2:17.
Naturalmente, este llamamiento por venir de Dios, es de gran significado. El llama a los pecadores en realidad, desea tiernamente que acepten la invitación, y con toda sinceridad promete vida eterna a los que se arrepientan y crean.
1. LLAMAMIENTO FORMAL:
Números 23:19; Salmos 81:13-16; Proverbios 1:24; Isaías 1:18-20; Ezequiel 18:23 y 33:11; Mateo 23:33; 2." Timoteo 2:13. En el llamamiento externo Dios mantiene su demanda al pecador. Si el hombre no acepta la llamada, rechaza la demanda de Dios y aumenta por consiguiente su culpa.
Este es también el medio señalado por el cual Dios junta a los elegidos de todas las naciones de la tierra. Rom. 10:14-17 y debería juzgarse como una bendición para los pecadores, a pesar de que pueda convertirse en una maldición. Isaías 1: 18:20; Ezequiel 3: 18-19; Amos 8:11; Mateo 11:20-24 y 23-37. Finalmente sirve también para justificar la condenación de los pecadores. Si ellos menosprecian la' oferta de salvación su culpa se hace más clara, Juan 5:39 y 40; Romanos 3:5-6-19.
2. LLAMAMIENTO INTERNO:
Aunque distinguimos dos aspectos del llamamiento de Dios, es realmente uno. El llamamiento interno no es otra cosa, en realidad, sino el llamamiento externo hecho efectivo por la operación del Espíritu Santo. Viene siempre al pecador por medio de la Palabra de Dios, cuidadosamente aplicada por la operación del Espíritu Santo. 1." Corintios 1:23-24. En distinción del llamamiento externo es una llamada poderosa que tiene como resultado la salvación, Hechos 13:48; 1." Corintios 1:23-24.
Además es un llamamiento sin arrepentimiento o cambio por parte de Dios, y nunca es quitado. Romanos 11:29. La persona llamada será salva con toda seguridad. El Espíritu opera por la predicación de la Palabra de Dios persuadiendo de un modo efectivo, por lo tanto la persona llamada atiende la voz de su Dios. Se dirige a su buena comprensión iluminada por el Espíritu Santo para que el individuo sea consciente de ella. Se dirige siempre a un final cierto.
Es el llamamiento a la comunión con Jesucristo, 1.a Cor. 1:9. A la bendición heredada, l." Pedro 3:9; a la libertad, Gálatas 5:13; a la paz, 1.a Corintios 7:1,-; a la santidad, 1.a Tesalonicenses 4:7; a una esperanza, Efesios 4:4; a la vida eterna, 1ª Timoteo 6:12 y al Reino y gloria de Dios, 1.a Tesalonicenses 2:12.
REGENERACIÓN
El llamamiento divino y la regeneración están mutuamente en la más estrecha relación. Con respecto a la regeneración hay varios puntos dignos de considerar:
SU NATURALEZA
La palabra «regeneración» no se usa siempre en el mismo sentido. Nuestra Confesión la usa en un sentido muy amplio que incluye hasta la conversión. En este punto de nuestro estudio tiene un significado un poco más restringido. En su significado más estricto denota el hecho divino por el cual se implanta en el hombre el principio de la nueva vida, el cual gobierna la disposición del alma santificada.
En su sentido más amplio designa, además de lo antedicho, el nuevo nacimiento, o sea la primera manifestación de la nueva vida. Es un cambio fundamental en la vida y en el gobierno del alma, por consiguiente afecta todo el hombre, 1.a Corintios 2:14; 2.a Corintios 4:6; Filipenses 2:13; 1." Pedro 1:8, el cual se ejecuta en un momento, y no por un proceso gradual, como la santificación. Por ella pasamos de la muerte a la vida 1 Juan 3:14. Es una secreta e inescrutable obra de Dios que nunca es percibida directamente por el hombre sino que puede conocerse solamente por sus efectos.
SU AUTOR
Dios es el Autor de la regeneración. La Escritura la presenta como la obra del Espíritu Santo, l." Juan 13; Hechos 16:14; Juan 3:5-8. En contra de los Arminianos nosotros mantenemos que es una obra exclusiva del Espíritu Santo y no en parte una obra del hombre. No hay ninguna cooperación entre el hombre y Dios en la obra de regeneración, como la hay en la conversión.
La regeneración, en el sentido más estricto de la palabra, es la implantación de la nueva vida en el alma, por tanto es una obra directa e inmediata del Espíritu Santo. Es una obra creativa, un milagro de Dios, por lo cual el Evangelio no puede ser usado como instrumento en este sentido.
Es cierto que Santiago 1: 18 y 1ª Pedro 1:23, parecen probar que la predicación del Evangelio es usada como un instrumento de la regeneración, pero estos pasajes se refieren a la regeneración en un sentido más amplio, incluyendo el nuevo nacimiento y sus frutos. En este sentido más inclusivo la regeneración es realizada sin duda por el instrumento de la Palabra.
SU LUGAR Y NECESIDAD EN EL ORDEN DE LA SALVACIÓN
La Escritura no deja duda en cuanto a la necesidad absoluta de la regeneración, antes lo afirma en los más claros términos, Juan 3:3, 5, 7; 1.a Corintios 2:14; Gálatas 6: 15.
Esto se saca del hecho de que somos por naturaleza muertos en nuestras culpas y pecados y debemos ser dotados con una nueva vida espiritual para poder gozar del favor divino y la comunión con Dios. La cuestión que se levanta algunas veces es: ¿Cual de las dos cosas es primera, el llamamiento o la regeneración?
Puede decirse que en el caso de adultos el llamamiento externo precede o coincide con la regeneración en el sentido más estricto. La regeneración, como implantación de la nueva vida precede al llamamiento interno, pero el llamamiento interno precede a la regeneración en su sentido más amplio, o sea en el de nuevo nacimiento.
Encontramos este orden indicado en el caso de conversión de Lidia Hechos 16:4. «Entonces una mujer llamada Lidia que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo (llamamiento externo); el corazón de la cual abrió el Señor (regeneración en su sentido estricto); para que estuviese atenta a lo que Pablo decía (llamamiento interno)».
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
PASAJES QUE PRUEBAN EL LLAMAMIENTO EXTERNO
1. Marcos 16:15-16. «Id por todo el mundo... el que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado».
2. Mateo 22:14. «Porque muchos son los llamados más pocos los escogidos».
3. Hechos 13:46. «Entonces Pablo y Bernabé usando de libertad dijeron: A vosotros a la verdad era menester que se os hablase la Palabra de Dios: pues que la desecháis y os juzgáis indignos de la vida eterna he aquí nos volvemos a los gentiles.
LLAMAMIENTO A LOS RÉPROBOS
1. Proverbios 1:24-26, «Por cuanto llamé y no quisisteis. Extendí mi mano y no hubo quienes escuchasen. Antes desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis»
2. 1ª Pedro 3: 19-20, «En el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados: los cuales en otro tiempo fueron desobedientes, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, cuando se aparejaba el Arca en la cual pocas: es a saber 8 personas fueron salvas por agua».
3. Véanse también las palabras de Mateo 22:-1-8-14; Lucas 16-24.
SERIEDAD DE ESTE LLAMAMIENTO
1. Proverbios 1:24¬26 (véase párrafo b)
2. Ezequiel 18:23-32. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice el Señor Jehová. ¿No vivirá si se apartare de sus caminos? «Que no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos pues y viviréis,
3. Mateo 23:37, ¡Jerusalén! Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas: a los que son enviados a ti. Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus polluelos, debajo de sus alas y no quisiste»
LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN.
1. Jeremías 13:23. ¿Mudará el etíope su pellejo, o el leopardo sus manchas? ¿Así también podréis vosotros hacer bien estando habituados a hacer mal?
2. Juan 3:3, 7, «Respondió Jesús y le dijo: «De cierto de cierto te digo, el qua no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios». «No te maravilles de que te dije os es necesario nacer otra vez».
LA PALABRA DE DIOS Y LA REGENERACIÓN.
1. Santiago 1:18. «El de su voluntad nos ha engendrando, por la palabra de Verdad, para que fuésemos primicias de sus criaturas».
2. 1ª Pedro 1:23. «Habiendo sido renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre».
PARA ESTUDIO BÍBLlCO ADICIONAL
1. ¿Es el llamamiento la obra de una persona de la Trinidad, o de todas tres? 1. A Corintios 1:9; 1ª Tes. 2: 12; Mat. 11:28; Lucas 5:32; Mat. 10:20 y Hechos 5: 31, 32.
2. ¿Se emplea en la Biblia la palabra regeneración?
3. Tito 3:5. ¿Qué otros términos se usan para expresar esta idea? Juan 3:5, 7, 8; Corintios 5: 17; Efesios 2:5; Colosenses 2:13; Santiago 1:18 y 1 Pedro 1:23.

4. ¿El texto Tito 3:5, prueba que somos regenerados por el bautismo? Si no es así, ¿cómo lo explicaría usted?